El lema y el Evangelio de Misión País 2024 están fuertemente marcados por lo vivido este verano en la JMJ de Lisboa.

Numerosas voces a lo largo de este tiempo de preparación han hablado de un anhelo grande de servir y anunciar el Evangelio, y hacerlo sin demora. No solo urge una entrega que no puede esperar, si no que ha de ser una entrega joven, alegre, ansiosa de compartir ese mensaje que arde en su interior: el Amor de Dios. Un fuego que quema y no consume, el fuego del Espíritu. 

Además, no solo hablamos de un anhelo de salida, sino también de un anhelo de transformación y cambio interior. Más que anhelo, necesidad. Es Jesucristo quien se acerca a nosotros incluso cuando nosotros no queremos ser encontrados. Es gracias a Él y por Él que somos llamados y escogidos, no por mérito propio, si no por el Amor de un Dios que es Padre. Hemos recibido la Paz y, ahora, hemos de salir a entregarla. 

Renovados por el Espíritu, manteniendo mediante la oración y la comunidad ese fuego que nos ha sido legado, vamos a incendiar el mundo, a buscar a aquellos que están escondidos y a dar a conocer el Amor de un Dios, de un Padre, que no puede esperar a abrazar a “todos, todos, todos” sus hijos.
<<Renovados por tu espíritu ¡Vamos a servir!>>